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Proyecto Visión 21

La desconexión del otro lleva al peligroso camino de la irracionalidad agresiva

Durante los últimos días se han producido en varios lugares de Estados Unidos eventos que ejemplifican la desconexión entre los seres humanos (ya no vemos al otro como otro como yo) y, por lo tanto, resaltan el peligro de caer en una agresividad irracional en la que otro humano es visto sólo como una amenaza que hay que eliminar. 

Obviamente, existen guerras, conflictos y matanzas en (lamentablemente) muchos otros lugares del mundo, pero elegimos los ejemplos que ahora compartiremos porque en todos los casos las víctimas ni hicieron nada malo ni amenazaron a los propietarios de las viviendas que, sin mediar ninguna palabra ni advertencia, balearon a las víctimas.

En un caso, una joven de 20 años murió en una zona rural de Nueva York cuando el vehículo en el que viajaba utilizó la entrada a una casa para girar y volver al camino correcto. El dueño de la propiedad, de 65 años, dijo que “no le gustaba” que nadie usase su camino de entrada y mató a la joven.

En otro caso, una niña de 6 años fue a buscar su pelota de basquetbol frente a la casa de su vecino, un joven de 24 años, quien al ver a la niña y al padre de la pequeña salió a la calle y les disparó, causando heridas serias para el padre y leves para la niña. 

Y finalmente, en Misuri, un joven músico fue a buscar a sus hermanos y, sin saberlo, tocó el timbre en la casa equivocada. (Sus hermanos estaban en una dirección similar a una cuadra de distancia). El propietario, de 84 años, le disparó desde adentro de la casa, con la puerta cerrada, hiriendo al joven dos veces.

En todos estos casos se ve un patrón de conducta alarmante: se considera que “el otro” es una amenaza sólo por estar en “mi territorio”, al que tengo que defender con violencia incluso si “el otro” sólo cometió un inocente error (doblar en la calle equivocada, tocar el timbre en la casa equivocada) o simplemente estaba jugando (salir corriendo tras la pelota.)

Esa desconexión con el otro es tan antigua con la misma civilización occidental, como lo demuestran las quejas del filósofo Heráclito hace 2500 años. De hecho, podría decirse que nuestra civilización (que ciertamente está a punto colapsar) se basa precisamente en un individualismo aislante que en nuestra época se transformó en narcisismo intolerante.

Para hablar de esa conexión tanto a nivel social como espiritual e incluso universal, Heráclito usaba la palabra “logos”, que, entre otros muchos significados, quiere decir tanto “lógica” como razón. Por eso, para Heráclito, la desconexión del otro y, como consecuencia, de la naturaleza y de nosotros mismos, era algo a la vez ilógico e irracional. 

Los pocos fragmentos y anécdotas que nos quedan de Heráclito dejan en claro que él entendió las consecuencias sociales de desconectarse del otro, incluyendo, por ejemplo, elegir a dirigentes incompetentes y corruptos. 

Dos milenios y medio después, nada ha cambiado o quizá ahora estamos mucho peor. 

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