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Proyecto Visión 21

Ciertos metales poseen memoria propia ¿y también consciencia propia?

Recientemente (finales de agosto), científicos de la Escuela Politécnica Federal (Suiza) anunciaron el descubrimiento de materiales no vivientes y sin cerebro que puedan recordar estímulos externos previos. Es decir, tienen memoria. Surge entonces la pregunta si además tienen consciencia propia y noción del tiempo. 

Por mi parte, quizá por considerarme vivo y con cerebro (cuya capacidad es tema de constante debate), recuerdo haber leído hace años sobre alguien que afirmaba que el agua tenía memoria. No sé ni quién, ni cuándo ni por qué lo dijo, pero si sé que en su momento me reí mucho de tal afirmación y prontamente la descarté como algo carente de sentido.

Pero ahora, ante el descubrimiento hecho por los científicos suizos, me pregunto si mi risa no solamente fue apresurada, sino incluso irreverente y hasta irrespetuosa. Obviamente, no estoy sugiriendo que agua tiene memoria, sino que existen claras indicaciones de ciertos compuestos (como el dióxido de vanadio, o VO2) “se comportan como si recordasen recientes actividades”.

Según los investigadores, estos compuestos con “memoria propia” tendrían “intrigantes implicaciones” para el desarrollo de nuevos artefactos electrónicos, especialmente aquellos que procesan o almacenan datos. Aún más específicamente, este podría ser el inicio de la computación neuromórfica, que significa que las computadoras serán cerebros artificiales.

El informe publicado por los científicos suizos sostiene que el VO2 “almacena información” y que lo hace “de una manera similar al de las neuronas en el cerebro”, pero con mayor velocidad (en cuestión de fracciones de nanosegundos) y con menor uso de energía. 

Los investigadores dejaron en claro que ellos están absolutamente seguros de que existen otros materiales con propiedades similares. Surge entonces la pregunta: ¿tienen esos materiales algún tipo de consciencia propia y de consciencia del tiempo? Después de todo, no se puede recordar si no se tiene consciencia de que pasó el tiempo y de que uno sigue siendo uno mismo.

Si así fuese, ¿es este descubrimiento el primer indicio científico de pansiquismo, es decir, la creencia de que todo en el universo tiene conciencia, aunque en distintos niveles? Y si todo en el universo tiene consciencia, ¿dónde se ubica nuestra consciencia? 

Además, ¿cuántos niveles de consciencia existen por encima del nuestro, tan separados y superiores al nuestro como nuestra conciencia lo está del dióxido de vanadio? 

Y si ciertos compuestos pueden almacenar información y recordarla para acceder a esa información la próxima vez que la necesiten, ¿qué recuerdan? ¿Y cómo podemos nosotros acceder a esa información almacenada en metales y cristales?

Todas estas preguntas y muchas otras similares tienen un tono de ciencia ficción y un sesgo de misticismo. Pero no lo son, no por lo menos desde hace dos semanas cuando los científicos suizos anunciaron su descubrimiento. 

Y una pregunta más. Si es verdad que este descubrimiento marca el inicio de la computación neuromórfica (básicamente, cerebros artificiales), ¿será este también el inicio de la tecnología que, según se anticipa, nos dará la inmortalidad digital? La primera vez que escuché esa posibilidad me reí. Ahora no me río. 

 

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