Durante largas décadas los investigadores modernos se preguntaron cómo podía ser que el cemento usado por los romanos hace dos milenios durase más que el cemento de nuestro tiempo, dado que el cemento romano contiene una cantidad no insignificante de basura. Respuesta: esa “basura”, lejos de serlo, era el ingrediente clave para darle durabilidad al cemento.
Esa conocida historia volvió a mi mente al leer un reciente artículo (12 de abril de 2023) en BBC Future en que se indica que durante los últimos 20 años se invirtieron más de 3700 millones de dólares para determinar cómo puede ser que el 98 % de los 3 mil millones de “letras” en los genes humanos fuese sólo “basura” (los científicos usaron esa palabra, no yo.)
Dicho de otro modo, podríamos conservar sólo el 2 % de nuestro ADN porque allí se conserva el “manual de instrucciones” de nuestros genes y deshacernos del resto, considerado como “material sin significado ni propósito”. Pero eso era antes. Según nuevos descubrimientos, ese 98 % de “basura” en nuestro ADN “el lugar de procesamiento y respuesta a información externa”.
El artículo explica que inicialmente, las secuencias repetidas dentro de nuestro ADN, conocidas como transposones, fueron ignoradas en los estudios genéticos, hasta que se determinó que son “elementos tan extremadamente antiguos” que podrían considerarse como “las formas más antiguas de vida”.
En definitiva, sin esos elementos antes considerados “basura”, no solamente nosotros, los humanos, no estaríamos vivos, sino que posiblemente no habría vida alguna.
Dado que esta columna no es una clase de genética, las personas interesadas pueden buscar la historia completa en BBC Future. Pero la enseñanza para la vida práctica es clara: simplemente porque no entendemos algo, o porque ese “algo” no cumple con una función que nosotros podamos detectar, eso no significa que se “algo” sea basura.
Aún más, es muy posible que esa “basura” sea precisamente el elemento central, la piedra angular, la clave para entender aquello que se está estudiando, o que se está viviendo.
Así como los científicos afirmaban que el cemento hecho por los romanos estaba lleno de basura, para luego descubrir que no era basura en absoluto, y así como los científicos decían que el 98 % de nuestro ADN era basura, cuando tampoco lo era, de la misma manera en nuestra vida diaria rápidamente calificamos como “basura” a todo aquello que no entendemos ni apreciamos.
Se podría argumentar que “basura” es un término relativo. Se dice que lo que para una persona es basura para otra es un tesoro. Y es verdad. Pero lo que estamos sugiriendo es que a veces, quizá casi siempre, nos apresuramos a descartar algo, por ejemplo una idea o una sugerencia, simplemente porque no la entendemos.
En vez de ser honestos y decir: “Esto es algo que en este momento de mi vida no entiendo”, decimos “Esto es pura basura”. Pero, al contrario de lo que hacen los científicos que siguen investigando y cambian de opinión, nosotros ya no revisamos la “basura” descartada.