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Proyecto Visión 21

Vivimos en una época tan confusa que se nos dificulta incluso vivir

Recientemente leí un artículo en un conocido sitio de noticias internacionales en el que se decía que vivimos en una época probablemente sin precedentes históricos en la que las reglas, las leyes y los acuerdos ya no se respetan y en la que todo se enfoca insaciablemente en lograr más dinero, más atención, más ‘Me gusta’ como la meta de la vida.

Dicho de otro modo, vivimos en la época del hipernarcisismo en la que no se reconoce la existencia del otro como otro como yo y, de hecho, no se reconoce la existencia del otro. Mientras que el individualista dice “Yo soy el centro del universo”, el narcisista dice “Yo soy todo el universo”.

En ese contexto, las reglas, leyes y costumbres sociales, sea pagar impuestos, respetar las señales de tránsito o mantener la puerta abierta para que alguien entre primero, siempre son única y exclusivamente para otros, pero nunca se aplican a nosotros.

Y, por eso mismo, cada uno siente que ya no debe participar de una realidad colectiva, creando su propia “realidad” personal, que poco y nada tiene en común con la realidad compartida. Esta capacidad de autoengañarse al extremo (tan antigua que ya Heráclito hablaba de ella) impide, obviamente, todo diálogo genuino y creativo.

Por eso mismo, todo encuentro con otra persona se transforma en una competencia, en un conflicto y, en muchos casos, en una pelea. No se trata de escuchar y aprender, sino de escuchar para responder, para ganar un argumento. Ante la carencia de humildad y respeto, cada interacción se ve como una oportunidad de mostrarse como superior a la otra persona.

A la vez, y como consecuencia, ya prácticamente nadie asume la responsabilidad por sus acciones ni, mucho menos, por su propia vida. Ya no existe el hecho de ser responsable ante nada ni nadie y si, por esas vueltas del destino, alguien nos exige ser responsables, entonces lo consideramos una injusticia o una persecución, y buscamos a quien “echarle la culpa”.

Si recuerdo bien, en 2012 un estudio publicado por Harvard indicó que en ese año la actitud psicológica que acabamos de describir había llegado a ser la actitud psicológica prevalente entre los adultos de Estados Unidos, anticipando acertadamente que en el futuro cercano (es decir, ahora) esa actitud se globalizaría, como efectivamente sucedió, con trágicas consecuencias.

En el contexto de la Teoría U (una teoría de cambio basada en la autoconsciencia del agente de cambio), la situación aquí descripta se conoce como “ausentamiento interior”, es decir, una existencia basada en cerrar los ojos a la realidad, buscar a quien culpar y (en muchos casos) usar violencia física o psicológica para destruir (literal y figurativamente) al otro.

Esta patología social representa una dinámica de destrucción y autodestrucción (claramente visible para quien la quiera ver) porque bloquea todo acceso a vivir una vida basada en alcanzar nuestro verdadero potencial. En otras palabras, nosotros mismos bloqueamos la posibilidad de crear un futuro diferente. Tanto es así, que estamos colapsando interiormente sin siquiera saberlo

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