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Proyecto Visión 21

El futuro nos convoca: entendiendo las señales en nuestro camino

Recientemente, en una carretera al otro lado de la ciudad donde resido, se produjo un trágico accidente. Un hombre de avanzada edad, nonagenario, ingresó equivocadamente en dirección contraria a una concurrida autopista durante la noche, resultando en una colisión frontal con otro vehículo. Este terrible suceso ocasionó la muerte tanto del anciano como del otro conductor. Este incidente podría contener una lección importante para todos nosotros.
 

Después del accidente, periodistas locales entrevistaron a varios conductores que habían logrado evitar el vehículo que circulaba en dirección contraria. Todos ellos mencionaron que, aunque otros conductores e incluso la policía intentaron advertirles del peligro inminente, no comprendieron las señales y las ignoraron.
 

En sus declaraciones a los medios, un conductor explicó que creía que le advertían de un control de velocidad en la carretera, pero decidió ignorar los gestos de los otros conductores, pensando que se trataba de un error o una broma.

Otro conductor asumió que simplemente lo estaban saludando y comenzó a responder al saludo. Un tercero confesó que no entendió el significado de las luces delanteras que se encendían y apagaban rápidamente, ni los brazos extendidos de las ventanas que se movían de arriba abajo.
 

Si somos honestos con nosotros mismos, algo que es cada vez más raro en el mundo actual, debemos reconocer que algo similar sucede cuando el futuro nos envía señales de algo que se aproxima, no necesariamente malo. 
 

En el pasado, se hablaba de "presagio", una palabra hoy casi en desuso, que significa una señal que anuncia y anticipa un evento. Etimológicamente, presagio significa "olfatear el futuro". En otras palabras, las señales del futuro se perciben, pero no siempre se ven o se entienden.
 

Como nunca hemos aprendido a interpretar las señales del futuro (y ahora tampoco aprendemos del pasado, quedándonos atrapados en un irreal "presente"), tendemos a descartar rápidamente estas señales... hasta que es demasiado tarde para ignorarlas y nos encontramos de frente con ese nuevo futuro. En las escuelas se enseña Historia, pero no (todavía) Futuro. 
 

Por eso, en general, las señales del futuro siempre aparecen como meros atisbos, como brevísimos relámpagos, como formas borrosas. Pero eso no significa que no estén llenas de significado y, en muchos casos, de urgencia. 
 

Pero ¿qué señales nos está enviando el futuro en este momento? ¿Y cuántas de estas señales estamos ignorando porque creemos saber más, porque pensamos que son bromas de mal gusto o que carecen de sentido?
 

Pensemos en el cambio climático, la superpoblación del planeta, la destrucción ecológica, las constantes guerras y la militarización del espacio exterior. Y no olvidemos la posibilidad de una inteligencia artificial general que podría surgir hacia 2030, escapando al control y comprensión humanos.
 

¿Qué más señales necesitamos? Ninguna, claramente. Pero por no abrir nuestras mentes y corazones al nuevo futuro, por creer que el futuro aún no existe o que no puede conocerse, seguimos ignorando los presagios. Creemos que podemos recorrer la carretera de la vida sin problemas... hasta que nos encontremos repentinamente de frente con la nueva realidad.

 

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