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Proyecto Visión 21

Una galaxia muerta lleva a repensar nuestras ideas sobre el universo

Francisco Miraval

El tema es sencillo: la galaxia ZF-COSMOS-20115 vivió y murió mucho antes de lo que supuestamente tendría que haberlo hecho y, por eso, ahora tenemos que repensar no solamente lo que sabemos de la evolución de las galaxias, sino incluso lo que pensamos sobre el universo.

En otras palabras, nuevamente nos encontramos ante el hecho que, en realidad, poco y nada sabemos con certeza.

Según un reciente comunicado de prensa publicado por la Universidad Tecnológica Swinburne, en Australia, la galaxia ZF-COSMOS-20115 ya estaba muerta sólo 1700 millones de años luego de la formación del universo y habría existido por sólo unos 100 millones de años, ambas cosas impensables para un objeto que en su momento era cinco veces mayor que la Vía Láctea.

Dicho de otro modo, las teorías actuales de la formación galáctica en el universo temprano no predicen ni explican el nacimiento y muerte de galaxias en esa etapa de la historia del universo.

Por eso, como dice el comunicado emitido por la mencionada universidad, los científicos se ven obligados a especular y, si otros investigadores confirman la situación de ZF-COSMOS-20115 como una galaxia muerta, entonces los científicos deberán “repensar completamente” lo que creen saber de las galaxias.

Obviamente, en algún momento se pensó que la tierra era plana y estaba en el centro del universo y que el universo era estático y pequeño. De hecho, hasta mediados del siglo pasado se creía que todo el universo estaba contenido en la Vía Láctea. Por eso, nada hay de asombroso con un descubrimiento que insinúa que una vez más estamos equivocados. Nos ilusionamos creyendo que conocemos.

“Todos sufrimos, en mayor o menor medida, de la ilusión de entender, la ilusión de que entendemos cómo funcionan las cosas cuando de hecho nuestro entendimiento es mínimo”, afirman el profesor Philip Fernbach (de la Universidad de Colorado en Boulder) y su colega Steve Sloman, de la Universidad Brown, en su nuevo libro The Knowledge Illusion. (Énfasis en el original.)

Según Fernbach y Sloman, vivimos en una época (la Era Informática) en la que tenemos poca consciencia de lo poco que sabemos y entendemos y, por eso, “vivimos con la creencia que entendemos más de lo que realmente entendemos”.

En definitiva, somos ignorantes de nuestra propia ignorancia y, “en un mundo en el que la información se comparte a la velocidad de la luz, la ignorancia tiene un precio”. Ese precio, esa consecuencia de la ignorancia de la ignorancia, se resume, según Fernbach y Sloman, en una sola palabra: desastre.

Reconocer la ignorancia propia, saber que no sabemos nada, como decía Sócrates, nos lleva por eso mismo a seguir buscando y preguntando. Por eso, en 2018, los investigadores de la Universidad Tecnológica Swinburne, realizarán mediciones ondas submilimétricas para entender un poco más de ZF-COSMOS-20115.

A la vez, quizá debamos contentarnos con lograr sólo una ilusión del conocimiento porque, como dicen Fernbach y Sloman, más allá todo análisis intelectual, la ilusión del conocimiento parece ayudarnos a “navegar las complejidades de vivir en grupos colectivos”. 

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