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Proyecto Visión 21

Las peligrosas consecuencias de contraer “presentitis”

Francisco Miraval

En un mundo en el que todo cambia constante y rápidamente, contraer “presentitis” (una inflamación aguda del “presente”) puede resultar peligroso para la persona afectada, ya que esa persona creerá que las condiciones actuales son iguales a las del pasado y servirán de base para el futuro, pero no es así.

En mis clases, con frecuencia hablo con mis estudiantes de palabras como “computador” o “carro” y muy pocos entre esos estudiantes saben que “computador” hasta hace un siglo se aplicaba a seres humanos dedicados a hacer cálculos y sólo después se aplicó a máquinas. Y pocos entienden la conexión entre “carro” (con motor) y “carruaje” (tirado por caballos).

Al asumir que el significado actual de una palabra es el mismo que esa palabra siempre tuvo, los estudiantes se sienten confundidos al leer sobre uso de “computadores” hace cien años durante la Primera Guerra Mundial o al leer una expresión como “carro sin caballos”, proveniente de una época en la que los carros a motor (automóviles) eran nuevos y la aclaración era importante.

Aunque tales ejemplos parezcan sin importancia, lo cierto es que la “presentitis” se agudiza aún más cuando se aplica a palabras y conceptos quizá más abstractos, como “ética” o como “profecía”, que sin embargo tienen un impacto práctico en la vida diaria y en las decisiones de millones de personas.

A muchos les resulta difícil, casi imposible, entender que “ética” no siempre tuvo el significado que hoy le damos y que “profecía” también cambió de significado, para citar sólo dos entre innumerables casos similares.

Extendiendo los ejemplos a la totalidad de la vida, podemos decir que por no conocer adecuadamente el pasado (Goethe exigía conocer por lo menos 3000 años de historia), muchos asumen que la situación presente es el modelo de toda situación, pasada o futura, quizá con menos tecnología en un caso o con más tecnología en el otro, pero en definitiva la misma situación.

En su esfuerzo de mantener el presente como presente dentro de parámetros entendibles, surgen entonces interesantes desafíos para quien padece de presentitis, ya que por lo general esa persona se niega tanto a abandonar el pasado como a ingresar en el futuro. Pero esa negación, para ser aceptada, necesita ser justificada. Y la justificación adopta numerosas formas.

Con frecuencia, el afectado de presentitis declarará que “Eso no es lo que me enseñaron” o que “Mis creencias no me lo permiten”. Contrariamente a lo que podría parecer, no se trata de una actitud de respecto a la tradición o a la educación recibida, sino de una excusa o de un mecanismo de defensa para no moverse más allá del presente.

Pero mientras vivimos atrapados en el presente, el futuro llega inexorablemente día tras día, presentándonos desafíos impensables para que aquellos que nos transmitieron en el pasado con tanto cariño sus creencias y enseñanzas.

¿Qué podemos entonces hacer? ¿Cómo se cura la presentitis? Abriendo nuestras mentes, nuestros corazones y nuestras manos hasta juntos cocrear el futuro, como dice el Dr. Otto Scharmer.

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