Menu

Proyecto Visión 21

La vida a veces rectifica nuestras prioridades

Debo confesar, y hasta con cierta vergüenza, que en muchas ocasiones mis prioridades para el día son más bien egoístas. Por mi “trabajo” como escritor y como profesor, hay días en que mi mayor preocupación consiste en encontrar la traducción adecuada de un cierto vocablo o el ejemplo necesario para enseñar una cierta idea.

Pero a veces la vida rectifica esas prioridades al ponernos en contacto con otras personas para quienes el mayor desafío diario va mucho más allá de ofrecer una traducción adecuada o planificar una buena clase. Para una pareja con la que recientemente hablé, la prioridad diaria es encontrar comida y no perder su vivienda.

Esa pareja me llamó con tanta insistencia y tantas veces que, quebrando mi auto-impuesto protocolo, decidí visitar su casa. Allí me enteré que tanto el esposo como la esposa han pasado por situaciones extremadamente difíciles y que ahora, a pesar de sus mejores esfuerzos, cada vez son más reducidas las posibilidades de encontrar un empleo adecuado.

Ambos son inmigrantes con mucho entusiasmo pero con poca educación formal. Y aunque ya hace varios años que están en Estados Unidos, no han aprendido suficiente inglés ni han progresado tanto como para buscar mejores trabajos. Anteriormente esa situación no era tan problemática, pero la llegada de dos hijos ha cambiado el panorama.

Ahora él se encuentra sin empleo y ella sólo trabaja unas pocas horas por semana. Debido a cambios en las leyes de Colorado y a recortes en el presupuesto estatal y federal, en poco tiempo ya no recibirán la ayuda pública que ahora reciben, incluyendo el cuidado de los niños, complicando aún más la situación laboral de los padres.

Además, aunque él abrió su propia empresa, tiene pocos conocimientos de cómo administrar una compañía, y sabe aún menos de impuestos y de otros requisitos que como empresario debe cumplir. Y ella, aunque muy buena trabajadora, sólo encuentra empleo temporal y ocasional.

Sé muy bien que esta es la situación de miles y miles de personas en este país. Y sé que esta situación, aún con todos sus inconvenientes y desafíos, es aún mucho mejor que los insuperables problemas que a diario enfrentan millones de personas en las zonas más empobrecidas o devastadas del mundo.

Pero esta situación no ocurre en algún remoto lugar del África ni como consecuencia de un terrible terremoto en Haití (situaciones, dicho sea de paso, que deberían motivarnos a todos a ofrecer nuestra ayuda). La pareja de referencia enfrenta hambre, desalojo y un futuro incierto para ellos y para sus hijos en una de las zonas más acaudaladas al sur de Denver.

Nada haría pensar que entre casas con garajes para varios carros en vecindarios con jardines inmaculados y con envidiables centros recreativos, una joven pareja, prácticamente olvidada por la sociedad, lucha a diario por subsistir.

Me pregunto cuántos otros inmigrantes o ciudadanos, de la nacionalidad o etnicidad que sea, enfrentan problemas similares que, al conocerlos, nos abren los ojos a los verdaderos desafíos y prioridades de la vida.

 

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.