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Proyecto Visión 21

Es hora de comenzar a pensar en el siglo 27

Cuando la civilización se desmoronó a nivel global (y por muchos de los mismos factores que hoy nos aquejan) en el siglo 12 antes de nuestra era, un grupo de dedicadas personas con visión de futuro se comprometió a preservar la civilización y estabilizarla, lo que sucedió unos 600 años después. De manera similar, hoy nos toca comenzar a pensar en el siglo 27.

Seamos honestos: vivimos en una época de cambios constantes, profundos e irreversibles. Cambios inesperados solamente por aquellos que nunca aprendieron, como ya sugería Heráclito, a esperar lo inesperado. De hecho, se dice que en los próximos diez años la transformación de la humanidad será mayor que en toda la historia previa de la humanidad. 

Y a todo eso se suman los mismos problemas que tuvo la civilización hace 3200 años: guerras, gobiernos ineficientes, pandemias, hambrunas, desplazamiento masivo de personas, abandono de tradiciones y creciente desconexión intergeneracional. 

Por su parte, nosotros le sumamos nuestros propios problemas y desafíos, como destrucción del medio ambiente, cambio climático, aguda desigualdad socioeconómica, tecnología (casi) fuera de control y militarización y comercialización del espacio. Y, por supuesto, una población planetaria muy superior a la que existía hace poco más de tres milenios.

Dicho de otro modo, en el siglo 12 antes de nuestra era la civilización colapsó al no poder responder a sólo una parte de los problemas que nosotros ahora tenemos. Por eso, es mejor prepararse no para lo que va a pasar, sino para lo que va a pasar después de lo que pase en el futuro cercano y a mediano plazo. 

Pero ¿habrá entre nosotros personas capacitadas, dedicadas y de confianza como para mantener lo que quede de la civilización durante siglos? ¿Personas que no se consideran ni divinos ni superdotados, sino meramente humanos, pero con una variedad de estudios e intereses? ¿Personas de las más distintas ocupaciones dispuestas a un trabajo multicultural e intergeneracional? 

Hace 3200 años, a esas personas (algunas de las cuales conocemos por nombre y tenemos sus escritos) se las llamaba “ummanu”, una palabra que una infinidad de significados, pero que puede traducirse como “persona de absoluta confianza”, tan confiable que, de hecho, “ummanu” significa desde “niñera” hasta “consejero del rey”. 

Los “ummanu” eran altamente educados, hablaban varios idiomas, viajaban y cumplían con numerosas tareas, desde astrónomos e historiadores hasta generales y arquitectos. Pero ante todo eran personas de confianza con una clara visión a largo plazo de no dejar que la ciencia, la historia y el pensamiento desaparezcan.

¿Dónde están los “ummanu” de la actualidad? ¿Los hay? Probablemente no. A la vez, quizá nos toque a nosotros la responsabilidad de volvernos los mejores antepasados posibles de nuestros distantes descendientes en esta turbulenta época de transición para la humanidad.

Los “ummanu” sabían conectarse con los otros, con ellos mismos, con el universo y con la divinidad. Varios de sus consejos han llegado hasta nosotros (libro de Proverbios, por ejemplo). Por eso, ¿qué consejo le daríamos a la humanidad del siglo 27? Asumamos hoy nuestra responsabilidad. 

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