Menu

Proyecto Visión 21

¿Por qué yo debo demostrar que soy humano y no un robot?

Con cierta y fastidiosa frecuencia, para acceder a los sitios web se me pide que yo demuestre que no soy un robot y, por lo tanto, asumo que se quiere verificar que soy humano. Me muestran entonces imágenes mezcladas de varios elementos o lugares y me piden que seleccione un elemento o lugar específico. 

Lo interesante del caso es que yo, siendo humano, debo demostrarle a un robot o a una inteligencia artificial que yo no soy un robot o inteligencia artificial y para hacerlo debo pasar por una simple prueba que cualquier inteligencia artificial aprobaría fácilmente en cuestión de milisegundos.

Quizá, entonces, sea mi lentitud en seleccionar la respuesta correcta lo que me hace humano. O quizá sean los errores que cometo porque si cuando me piden que seleccione todas las montañas que aparecen en la imagen debo también marcar aquellas que para mí son simplemente colinas. 

Sea como fuere, por tardanza o por ignorancia, cualquiera de esas dos opciones parece ser suficiente para convencer a una inteligencia no humana que yo soy humano. Pero existe un problema aún mayor: si yo quiero que el robot demuestre que es un robot y no un humano no tengo forma de hacerlo.

Obviamente, puedo hacer una pregunta directa, como “¿Eres un ser humano?” Pero eso no garantiza que la respuesta “Por supuesto que lo soy” signifique se trate de un humano, ya que el robot podría haber sido programado para verse como un humano artificial y responder, sin mentir, con “Sí, lo soy”.

Y cualquier otra pregunta que yo haga podría ser respondida de la misma manera, de modo que, sin faltar a la verdad, la inteligencia artificial revela su “humanidad” sin revelar su “artificialidad”. Pero existe un problema aún mayor: nunca le pedimos a los robots que se identifiquen como tales. 

Por algún motivo, los humanos debemos comprobar que lo somos, pero no les exigimos a los robots que hagan lo mismo, especialmente en la forma de los conocidos y populares chatbots, que, con la tecnología actual, pueden mantener una conversación por escrito completa y coherente sin que jamás sospechemos que no estamos conversando con un humano.

Esa asimetría en la necesidad de comprobar o no la humanidad del interlocutor nos lleva a sospechar que estamos usando la inteligencia artificial como un espejo en el que ver nuestra propia humanidad, pero sin importarnos cuánto nos deshumaniza vernos en ese espejo. 

Nos arrodillamos frente a nuestra propia creación y le pedimos que nos humanice, que nos reconozca como humanos. Y eso es deshumanizante porque el ser humano, como proyecto de vida, no tiene una esencia fija ni mucho menos una definición. Dicho de otro modo, mi humanidad no necesita ser verificada por una inteligencia artificial para que yo sea humano. 

Antes, como medida de humanidad, nos comparábamos con Dios o con los dioses, o con ángeles o demonios o animales. Ahora, nos comparamos con lo artificial y le agradecemos que nos considere humanos. Es una inaceptable burla a nuestra propia humanidad.  

Go Back

Comment

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.