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Proyecto Visión 21

¿Quién “piensa” cuando se publica algo en las redes sociales?

Francisco Miraval

Resulta una obviedad afirmar que la tecnología cambia nuestra manera de vivir. Lo que no resulta tan obvio es tratar de entender ese impacto desde el punto de vista de nuestra identidad personal porque quizá ya no seamos nosotros mismos quienes pensamos al publicar lo que publicamos en las redes sociales.

Expliquémoslo de esta manera. Se sabe, por ejemplo, que los buscadores en Internet actúan como una especie de “memoria externa” de las personas, quienes ya no memorizan mucha de la información que antes memorizaban porque saben que pueden acceder a esa información instantáneamente cuando lo necesiten.

Si los buscadores en Internet son nuestra “memoria externa”, ¿qué estamos entonces externalizando en las redes sociales? Se podría decir que las redes sociales son una externalización de nuestros pensamientos, y, más específicamente, de nuestro ininterrumpido monólogo interior.

Cada uno de nosotros tiene ese monólogo interior, ese flujo constante de ideas y pensamientos, que se mantiene activo excepto que estemos durmiendo o que hubiese alguna circunstancia que nos prive de la consciencia.

Y si comparamos esa constante e impredecible sucesión de imágenes y pensamientos en nuestra mente con la constante e impredecible sucesión de imágenes y pensamientos en las redes sociales, los paralelos saltan a la vista.

Por eso, podría decirse, que las redes sociales son una externalización del flujo de nuestra consciencia. Ahora bien, si los buscadores en Internet significan que ya no necesitamos memorizar lo que antes memorizábamos, ¿significan las redes sociales que ya no necesitamos pensar en lo que antes pensábamos?

Se podría argumentar, por ejemplo, que la “calculada espontaneidad” de lo que se publica en las redes sociales y la calidad de esos mensajes claramente demuestran que (en la mayoría de los casos) no necesariamente existió un proceso de reflexión antes de compartir el mensaje. Lo que vino a la mente, se publicó sin otro pensamiento que el de publicarlo.

Pero no se trata sólo de una mente individual. Se estima que en la actualidad unos 2000 millones de personas en todo el mundo usan 3000 millones de teléfonos inteligentes conectados todo el tiempo con redes sociales, subiendo constantemente imágenes y videos.

En otras palabras, nuestro monólogo interior no solamente se ha externalizado, sino que se ha globalizado. Y aunque el impacto de la globalización del flujo de consciencia recién ahora comienza a ser analizado y aún no ha sido suficientemente entendido, una cosa es evidente: lo que antes era algo interno y personal ahora es externo y compartido, y lo que antes era algo individual ahora es global. Quizá por eso cuando uno ingresa a las redes sociales la primera pregunta es: “¿En qué estás pensando?”

Pero entonces surge esta pregunta: ¿Qué unifica el flujo de pensamientos externalizados y globales? ¿Quién interrumpe mis pensamientos para pensar los suyos? ¿Quién es esa elusiva mente global?

Cada uno de nosotros siente que sus pensamientos internos son en cada caso “suyos”. ¿Quién entonces siente que los pensamientos globales y externalizados son “suyos”? ¿Cuál es la mente pensante en las redes sociales?

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