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Proyecto Visión 21

¿Qué peligro es mayor, la inteligencia artificial o la estupidez real?

Francisco Miraval

La creciente omnipresencia de la inteligencia artificial en cada aspecto de nuestra vida y de nuestro futuro ha generado todo tipo de reacciones, desde que significa el final de la humanidad hasta que, por el contrario, marca el inicio de una época en la que los humanos alcanzarán su verdadero potencial, llegando a ser transhumanos.

Por eso, cualquiera que sea la alternativa, muchos ven a la inteligencia artificial como un gran peligro, el de la autodestrucción de la humanidad biológica, aunque solamente sea como una especie sacrificio evolucionario para entrar en una nueva etapa de nuestra especie, una etapa sin antecedentes y sin punto de comparación como para que nosotros, meros humanos, lo entendamos.

En definitiva, según dos científicos, el británico Kevin Warwick y el español Ramón López de Mántaras, la inminente conexión del cerebro humano con la inteligencia artificial creará “una nueva raza” consistente de “personas más evolucionadas y con más potencialidades que las personas normales” del presente. Así por lo menos lo expresan en su libro El Próximo Paso: La Vida Exponencial.

Durante una reciente conferencia en España, Warwick explicó que ya se posee la tecnología para conectar a cerebros humanos con computadoras y, por ese medio, cerebros humanos entre sí. Esa interconexión cerebral a distancia, según Warwick, ya es una realidad, de modo que una persona bien podría tener su cerebro en un lugar, pero las distintas partes de su cuerpo (biológicas o robóticas) podrían estar distribuidas en numerosos otros lugares en todo el mundo.

Y mientras que los científicos trabajan incesantemente para mejorar la capacidad del cerebro humano, también trabajan para mejorar la capacidad del cerebro artificial y para fusionar o interconectar a ambos.

Pero la inteligencia artificial tiene un gran problema: la estupidez real. Y no es una broma. Un artículo de Psychology Today en junio de 2014 recordaba que alguna vez Isaac Asimov advirtió sobre el “culto a la ignorancia” en Estados Unidos, definido por el mismo Asimov como “la falsa noción de que mi ignorancia es tan buena como tu conocimiento”.

Según la profesora Catherine Liu, de la Universidad de California y citada en el mismo artículo, una de las expresiones más claras del anti-intelectualismo en Estados Unidos es el hecho que “la misión esencial de las universidades ha cambiado” por lo que “ya no educamos a las personas, sino que los entrenamos para que consigan trabajos”.

¿Y qué significa “no educar”? Significa que hace 40 años ocho de cada diez adultos leía libros por placer. Hace 20 años, era sólo seis de cada diez. Y en la actualidad, casi la mitad de los adultos no lee ni siquiera un solo libro al año, según estadísticas citadas por Psychology Today.

El pensamiento y el diálogo han sido reemplazados por modas, entretenimiento, espectáculos, trivialidades y consumismo.  

¿Qué peligro es entonces mayor, el de una inteligencia artificial transhumana que reemplace a la humanidad como la especie dominante del planeta o la estupidez natural profundamente humana que nos impide reconocernos a nosotros mismos en nosotros mismos? 

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