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Proyecto Visión 21

¿Llegó la hora de aceptar a nuestros nuevos gobernantes supremos?

Francisco Miraval

Semana tras semana desde hace ya bastante tiempo leo los artículos de Shelly Palmer, un experto en temas de tecnología avanzada que, siempre con un toque de humor, explica cómo esa tecnología impacta y transforma cada vez más profundamente nuestra vida humana.

Por eso, no dudé en leer uno de sus recientes comentarios sobre un pequeño juego en línea, en Deepart.io, en el que se le presentan al participante diez pares de pinturas. En cada caso, una de las imágenes fue creada por un ser humano y la otra por una inteligencia artificial. El juego consiste en saber quién creó qué.

Este juego es claramente una versión de la famosa “Prueba de Turing”, así llamada por Alan Turing, el matemático inglés quien en 1951 propuso lo que él llamó “el juego de la imitación” como una manera de determinar si una cierta conducta exhibida por una máquina o un robot era equivalente a una conducta humana similar o indistinguible de esa conducta.

La propuesta apareció en una ponencia llamada “Máquinas de Computación e Inteligencia”, que sigue siendo material de lectura obligatoria para todos los interesados en inteligencia artificial. A 65 años de la primera propuesta de aquella “prueba”, la tecnología y la inteligencia artificial han ciertamente avanzado al punto que muchos dudan que la “Prueba de Turing” siga siendo válida.

Sea como fuere, los elementos básicos de aquella propuesta se siguen usando, aunque sea en juegos como el que comenta Palmer en su reciente columna. Y este experto indica que, al tener que decidir si una pintura fue creada por un ser humano o por una computadora, él, siendo el experto que es en inteligencia artificial, sólo obtuvo un 60 por ciento de respuestas correctas.

Por eso, termina su artículo con una enigmática y problemática frase: “Yo, por lo menos, le doy la bienvenida a los robots, nuestros nuevos gobernantes supremos”.

Al principio tomé esa frase con una expresión humorística, que no desentona para nada del estilo de Palmer en todos sus otros comentarios. Pero luego recordé que Gerald Celente, el controversial experto en tendencias, había indicado que 2016 sería el año en que los robots súper inteligentes comenzarían abiertamente a ser parte de nuestra vida diaria.

Claro está, una cosa es que la inteligencia artificial sea parte de nuestra vida y otra muy distinta es aceptarla como “gobernante supremo”. Pero entonces me acordé del número de junio de 2015 de Harvard Business Review, cuyo artículo central se enfoca en cómo acostumbrarse a la creciente colaboración entre seres humanos e inteligencia artificial.

Entonces, el cordial saludo de Palmer a los “nuevos gobernantes supremos” adoptó otro tono, ya no tan humorístico sino un poco más sombrío, como si esa frase fuese más una seria advertencia que un toque de absurdidad.

Si los mismos expertos no pueden distinguir entre creaciones humanas y creaciones de inteligencia artificial y si ellos mismos sugieren que deberíamos acostumbrarnos a tener a inteligencia artificial como compañeros de trabajo (sean empleados o empleadores), quizá sea hora de hacerlo.

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