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Proyecto Visión 21

¿Alcanzaremos la sincronización interpersonal con robots inteligentes?

Francisco Miraval

Un reciente estudio realizado por expertos de la Universidad de Colorado en Boulder y publicado en la revista especializada Scientific Reports revela que cuando dos personas con una relación cercana (padres e hijos, esposos, parejas) se toman de la mano pueden sincronizar sus ritmos cardíacos y respiratorios, logrando así aliviar y hasta eliminar el dolor que alguien sintiese.

El efecto se conoce como sincronización interpersonal y ocurre sin contacto físico también en otros contextos, como entre los maestros y sus estudiantes o los terapistas y sus pacientes, pero se acrecienta entre aquellas personas que se sienten atraídas unas a otras por motivos no profesionales y que, por lo tanto, desean estar cerca una de la otra.

En algunos casos, cuando las personas son muy cercanas, no hace falta tomarse de la mano ni estar sentados uno junto al otro para sincronizar el corazón, la respiración y hasta incluso las ondas cerebrales.

Según el Dr. Pavel Goldstein, a cargo de las investigaciones sobre el tema, ciertas parejas pueden alcanzar un alto nivel empático y de sincronización física al cantar juntos o al mirar un película juntas. La sincronización del ritmo cardiorespiratorio se convierte así en una herramienta de transmisión de empatía.

Cuando esa transmisión se interrumpe, eso significa que alguien siente dolor. En esos casos, la empatía se restablece al tomarse de la mano y, como consecuencia, el dolor se reduce o desaparece.

Pero ahora, según el Dr. Dan Szafir, del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Colorado en Boulder, existe otra posibilidad, la de que en el futuro cercano podamos quizá alcanzar un nivel similar de sincronización interpersonal con robots inteligentes.  Según Szafir, la inteligencia artificial no nos reemplazará, sino que convivirá con nosotros.

Eso se debe a que los robots son cada vez más capaces de entender conversaciones no verbales y lenguaje corporal, como expresiones con la mirada, gestos e incluso cambios en el tono de la voz.

Aunque ese tipo de capacidades robóticas aún son incipientes, Szafir confía que en el futuro cercano los robots intuitivos serán una realidad, es decir, no solamente serán capaces de interactuar de igual a igual con los humanos, sino que podrán anticipar las acciones de los humanos. Y, dijo, no se trata de ciencia ficción.

En definitiva, deberemos acostumbrarnos a interactuar con robots tan humanos que ellos mismos podrán anticipar sus propias acciones y que permitirán que los humanos anticipen las acciones de los robots.

En otras palabras, ahora que comenzamos a entender lo que ya sabíamos y que lo muchos saben intuitivamente, que la presencia de otra persona a nuestro lado nos tranquiliza y nos cura, en ese mismo momento que la ciencia comprueba esa interacción, debemos prepararnos para otra interacción, aquella con robots inteligentes.

¿Cuál será la mejor manera de hacerlo? ¿Releer a Asimov? ¿Mirar otra vez todos los episodios de Futurama? ¿Analizar la conducta y los problemas de Data en Viaje a las Estrellas? Quizá la respuesta sea volver a ser humanos mientras podamos serlo. 

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