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Proyecto Visión 21

El mundo no llegó a ser lo que se esperaba

A principios de la década de 1940 Harold Titus escribió Temas Actuales en Filosofía, que en su capítulo final, enumera “algunas destacables tendencias” que Titus esperaba se difundiesen por todo el planeta en los años siguientes a la publicación de su libro.

Esas tendencias incluyen una mayor cooperación entre las naciones para eventualmente eliminar las guerras, la expansión de la democracia a todo el mundo, y el abandono del egoísmo que sería reemplazado por la promoción del bienestar del pueblo y por el “capitalismo corporativo”

Tras 26 capítulos de detallado análisis filosófico, Titus fue capaz de detallar las tendencias propias de la época moderna que, herida mortalmente por dos guerras mundiales, buscaba desesperadamente recomponer su sentido. Pero ese mismo análisis le impidió saltar sobre su propia sombra y anticipar otras tendencias, como un mundo globalizado y tecnologizado en el que ni el egoísmo, no las tiranías ni el materialismo se han eliminado.

A siete décadas de aquel sesudo análisis, el optimismo expresado por Titus sobre un futuro mejor, lleno de armonía y de progreso, ha dado paso a una realidad en la que impera la angustia existencial producida por los constantes y repentinos cambios de rumbo en la sociedad.

La diferencia entre lo que Titus anticipaba hace 70 años y la realidad actual queda ejemplificada en un reciente reportaje hecho a un grupo de jóvenes en Buenos Aires, Argentina, que literalmente viven en un cementerio. Cuando se le preguntó a uno de esos jóvenes por qué vivía en un cementerio, su respuesta fue “Porque no tengo futuro y porque mi pasado es un pasado de marginalización”.

En otras palabras, al no haber tenido un grupo de pertenencia en el pasado y al no contar con una dirección y sentido para la vida en el futuro, la alternativa elegida y preferida para estos jóvenes es una versión simbólica pero muy real de la “muerte en vida”, ejemplificada tanto por el lugar que eligen para vivir como por el estilo de vida que llevan.

¿Qué pasó con aquellos ideales de Titus y de tantos otros pensadores que pensaron que la Utopía llegaría después del gran conflicto que significó la Segunda Guerra Mundial? ¿Cómo puede ser que pensadores tan serios hayan estado tan equivocados con respecto al futuro? ¿Y por qué las actuales generaciones de jóvenes, en Argentina y en casi cualquier otro lugar del mundo, se sienten sin pasado y sin futuro y como muertos en vida?

Las respuestas a esas preguntas exceden los límites de este comentario. Pero por lo menos quiero decir una sola cosa. Ayer leí una entrevista a un actor estadounidense de 21 años a quien le preguntaron si ya había encontrado las respuestas a “los grandes interrogantes de la vida”.  

¿Realmente creemos que un joven de 21 años tiene las respuestas a los grandes interrogantes de la vida cuando ni nosotros mismos las tenemos? Quizá los jóvenes se sienten marginalizados y el futuro ya no es lo que antes era debido a nuestra propia inautenticidad e hipocresía.

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