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Proyecto Visión 21

¿Por qué no vamos a buscar y destruir monstruos dolorosamente reales?

La semana pasada un conocido canal de televisión por cable presentó cada día un programa en el que un equipo de aventureros viajaba a algún extraño y desolado lugar del planeta para buscar a monstruos, desde el abominable hombre de las nieves del Himalaya hasta las panteras negras del sur de Inglaterra., pero nunca encontraron ningún  monstruo.

El esquema fue siempre el mismo: el equipo de aventureros viaja a su destino, entrevista a algunos lugareños, usa alta tecnología (preferiblemente de noche, para poder mostrar el efecto de la visión nocturna), consulta a algunos expertos, y regresa a Estados Unidos sin nada.

Al final de la semana se habían gastado centenares de miles de dólares (y quizá millones) en “expediciones” que no encontraron nada, pero que dan la impresión que seriamente quieren buscar monstruos como el Yeti, Pies Grandes, serpientes gigantescas, dinosaurios vivos, el hombre-mono de China e innumerables otros.

No estoy en contra de la cripto-zoología. De hecho, casi semanalmente se anuncia el descubrimiento de algún animal nuevo. Tampoco estoy en contra del análisis cultural y folclórico de las tradiciones de ciertos pueblos con respecto a la existencia de animales aún  no aceptados por la ciencia (categoría en la que en algún gorila, el okapi y el ornitorrinco.)

Pero estoy en contra de la trivialización y banalización de la búsqueda de lo monstruoso y, aún peor, sin nunca llegar a una conclusión firme. Si alguien tiene el tiempo, el dinero y los recursos para embarcarse en la aventura de buscar monstruos, y quiere encontrarse cara a cara con monstruos verdaderos, esta es mi sugerencia:

¿Por qué no documentan y transmiten las imágenes de los monstruos de la pobreza, la discriminación, la deserción escolar, el desempleo endémico y las desigualdades en el acceso a servicios de salud?

Quizá el Yeti, Pies Grandes y las serpientes gigantes existan. O quizá no, y estén  por eso en la misma categoría que los ogros, el Kraken y las sirenas. Pero mientras seguimos buscando a monstruos de dudosa existencia, otras monstruosidades absolutamente reales literalmente carcomen la vida de nuestras comunidades.

¿Qué se puede decir del monstruo de la pobreza, que mata el presente y el futuro de innumerables familias en todo el planeta? ¿O qué se puede agregar a todo lo ya dicho sobre el alto nivel de deserción escolar entre los hispanos y otras minorías, que les roba a nuestros jóvenes la posibilidad de alcanzar un sólido nivel académico?

La fea cara del racismo no es menos monstruosa que los horribles rostros de algunos de los monstruos que buscaban los aventureros, pero es una cara real, que causa tantos traumas como los causa el supuesto encuentro con hombres salvajes gigantes.

Y si para encontrar a esos monstruos los aventureros hablan con quienes supuestamente tienen experiencias de contacto directo con esas monstruosidades, ¿por qué entonces no se hace lo mismo cuando se quiere conocer más de esa monstruosidad que es el actual sistema inmigratorio y se habla con quienes conocen de cerca a ese monstruo?

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