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Proyecto Visión 21

¿En qué se relaciona un hombre-caballo con la inmigración?

 

La semana pasada un conocido programa radial (en inglés), que se transmite de costa a costa del país), le dedicó tres horas a entrevistar a un hombre que, según él, es en realidad un caballo encerrado dentro de un cuerpo humano, posiblemente reencarnado de esa manera.

Ese tipo de entrevistas, difundida por una de las cadenas radiales con mayor audiencia en Estados Unidos, revela no solamente hasta qué punto los productores y locutores están desesperados por tener audiencia sino también hasta qué punto ha llegado el nivel de deshumanización.

Debo confesar que no escuché la entrevista, sino que simplemente la uso como un claro ejemplo de un mundo en busca de sentido, pero a la vez tan privado de auténtico significado que lo mejor que puede hacer alguien para obtener algo de respeto y reconocimiento es afirmar que en realidad es un caballo con la mala suerte de haber nacido dentro de un cuerpo humano.

Algo claramente anda mal cuando un individuo con estas características, que en otros tiempos hubiese requerido atención  médica o psicológica, ahora, por el contrario, recibe tres horas de entrevista en una cadena nacional de radio. A la vez, la misma cadena dedica sólo uno escasos minutos al análisis de los graves problemas del mundo.

Es cierto que, según la mitología, en algún momento los seres humanos y los caballos interactuaron, como lo cuentan las leyendas sobre los centauros. Y es cierto que hace algunas décadas había un programa de televisión, Mr. Ed, en el que el protagonista era un caballo que hablaba.

Pero los centauros, según los antiguos cuentos, eran extremadamente inteligentes. Y Mr. Ed era sólo una comedia. En uno y otro caso, el “hombre caballo” quedaba relegado al mito o la ficción. Ahora, en cambio, aparece en horario central y hasta se le da credibilidad.

El proceso de des-humanización del ser humano comenzó hace siglos y claramente se ha acelerado desde mediados del siglo XIX y aún más en los últimos años.

¿Cómo, si no, se podría explicar la aparición de tantos “documentales” televisivos en los que se habla una y otra vez del daño que las personas causan al planeta y en los que se sugiere que hasta sería mejor que la humanidad desapareciese y el planeta continuase sin personas?

Es que la “deshumanización” tiene dos significados. Primero, se vacía de sentido el interior de las personas. Segundo, habiendo desvalorizado a los seres humanos, se vacía el planeta de las personas.

¿Qué tiene que ver todo esto con nosotros, los inmigrantes latinos? Mucho. La iniciativa a favor de una reforma inmigratoria se basa en el respeto a la dignidad de la persona humana, en el hecho que no se puede tratar a los inmigrantes como “animales”.

Pero ese argumento tiene pocas posibilidades de éxito en una sociedad en la que la “dignidad” y el significado provienen cada vez de la deshumanización de las personas, precisamente lo opuesto de lo que se propone como base para la tan ansiada y necesaria reforma inmigratoria.

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